domingo, 29 de octubre de 2017

El eterno y sordo por qué.

A veces, me siento a mí misma como simple espectadora de sus acciones. Me encuentro con reacciones que condeno en el ajeno siendo ejecutadas sin tiempo para la meditación, y escucho la voz de quien podría ser llamada mi conciencia gritándome un eterno y sordo "por qué". Juro que trato de responder, pero todo vuelve a girar en torno de la inercia. Supongo que la solución ideal sería acallar el incesante grito y entregarme al inerte sinsentir, al monótono sinpensar. ¿O debería hacer lo contrario y escuchar el cuestionamiento de la voz?
Que alguien la calle por favor, me duele la cabeza.

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