Se sentía perdida, más perdida
que nunca. No sabía quién era, qué buscaba, hacia dónde quería ir ni dónde
estaba. Sin embargo, ¿acaso no sufren todos esa desorientación? Dichosos
aquellos que viven bajo la ilusión de que controlan sus movimientos, sus decisiones.
Otra vez, se veía envuelta en una disyuntiva que parecía no tener solución. Si
tan sólo supiese diferenciar entre cuánto de lo que pensaba era por ella y
cuánto producto de una construcción ajena, todo sería más sencillo.
-Tengo miedo-Le susurró al
vacío.
La aterraba pensar que su
destino, si es que existía un destino, pudiese llegar a ser el de perseguir
quimeras, el de ponerse objetivos inexistentes, simplemente porque se rehusaba
a encontrar la felicidad. ¿Era eso posible?
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