domingo, 30 de julio de 2017

Morir por amor.

Y ahí estaba yo, viendo cómo ella se partía en dos, sabiendo que no podía hacer nada para ayudarla. Era espectador del caos, de la destrucción que iban sucediéndose silenciosamente en su interior. Y no era la primera vez que lo veía. No. Ocurría cada vez que a alguien le rompían el corazón. Y siempre estaba yo ahí, fiel espectador, lista para empezar a juntar los pedazos apenas terminaran de caer; pensando que nadie se merece semejante nivel de autodestrucción, que nadie se merece querer morir por "amor".

martes, 25 de julio de 2017

Cada vez que lo veo, comienzo a temblar. El monstruo lo sabe, sabe cuánto me afecta, y parece disfrutarlo. Cada vez que lo veo, me dan ganas de gritar. Quiero golpearlo hasta que alguno de los dos quiebre, él o yo, así no tendría que sufrir nuevamente el encuentro. Porque, el miedo que me genera no proviene sólo del hecho de verlo, sino del olvido al que parezco aferrarme entre un encuentro y el otro. No recuerdo lo mal que me hace sentir; no recuerdo cómo me encandila su mirada, haciendo arder de culpa cada célula de mi cuerpo; no recuerdo cómo, en él, veo reflejado todos y cada uno de mis pecados; no recuerdo que ese monstruo aparece cada vez que me encuentro cara a cara con un espejo.

lunes, 10 de julio de 2017

Miedo.

Se sentía perdida, más perdida que nunca. No sabía quién era, qué buscaba, hacia dónde quería ir ni dónde estaba. Sin embargo, ¿acaso no sufren todos esa desorientación? Dichosos aquellos que viven bajo la ilusión de que controlan sus movimientos, sus decisiones. Otra vez, se veía envuelta en una disyuntiva que parecía no tener solución. Si tan sólo supiese diferenciar entre cuánto de lo que pensaba era por ella y cuánto producto de una construcción ajena, todo sería más sencillo.
-Tengo miedo-Le susurró al vacío.

La aterraba pensar que su destino, si es que existía un destino, pudiese llegar a ser el de perseguir quimeras, el de ponerse objetivos inexistentes, simplemente porque se rehusaba a encontrar la felicidad. ¿Era eso posible?

martes, 4 de julio de 2017

Cartas a Hamlet

Carta Segunda.

Querido Hamlet,
  He decidido, en estos minutos de cordura que logré reunir, volverte a escribir. ¿Es posible amar y odiar a alguien al mismo tiempo? ¿Es posible que alguien se convierta en el anca y el salvavidas de otro al mismo tiempo? Oh, amor mío, desde que descubrí que fuiste quien ha mandado a mi padre al Hades siento que me hundo y, al mismo tiempo, sé que eres el único capaz de evitar que el agua llegue a mis pulmones.
  ¿Volverás, querido Hamlet? Poco a poco estoy perdiendo la noción de la realidad y no estoy segura de querer seguir viviendo.
    Dame una razón para no ahogarme Hamlet.
Siempre tuya,
Ofelia.